¿Quién no ha escuchado decir a los adultos que los “dibujos animados” de sus tiempos eran, indudablemente, mejores que los actuales? Sin duda, cada generación se identifica con algunos programas infantiles con los cuales creció durante su niñez. Es totalmente natural. Los recuerdos de la infancia son los que marcan profundamente la vida de una persona, y su forma de percibir y experimentar la realidad. Por ello, es importante que los programas infantiles presenten contenidos que no solo entretenga y capten la atención de los niños, sino que se preocupen por transmitir mensajes constructivos.
Para quienes fuimos niños en la década de 1990, la programación infantil del canal 7 marcó nuestros primeros años. ¿Quién no recuerda Penny Crayon, una adolescente londinense que resolvía problemas a través de un pincel mágico que le permitía crear todo aquello que ella deseara? ¿O las Aventuras de Nopo y Gonta, personajes japoneses que nos enseñaban a crear pequeñas obras de arte?
Más adelante, sin dejar de ser niños, con la llegada de la televisión por cable, descubrimos Discovery Kids y sus primeros programas educativos. ¿Cómo olvidar la Máquina del tiempo, aquel show que, con un lenguaje ameno y una dramatización de los hechos históricos, nos trasladaba a épocas remotas de la historia de la humanidad?
En verdad, el recuento de esos gratos recuerdos despierta una sonrisa inmediata en mí y asumo que en muchos de los que fuimos niños por esos años. Desde mi punto de vista, si estos programas infantiles lograron marcarnos, se debió a que transmitían mensajes constructivos y motivaban el desarrollo de habilidades. Recuerdo con claridad cuánto interés por la Historia Universal me causó la Máquina del tiempo. Así mismo, no puedo olvidar los ensayos para construir las pequeñas obras de arte que Nopo y Gonta nos enseñaban. En suma, se trataban de programas infantiles que incentivaban la imaginación, la creatividad y el interés por aprender.
No es mi intención sostener que los programas infantiles actuales son censurables y condenables. Sin embargo, sí siento que, en estos shows, el aspecto formativo ha pasado a un segundo lugar. Importan más el uso de la tecnología y la comercialización del programa que la preocupación por crear un producto que transmita mensajes constructivos y fomente el desarrollo de habilidades personales. Sin desmerecer la televisión infantil actual, creo que las casas productoras no deberían perder de vista cuál es la verdadera finalidad de un programa infantil.
Juan Miguel Espinoza.
Muchas gracias Juan Miguel por tu artículo.
ResponderEliminarHaz mencionado algo muy cierto, los programas infantiles se quedan grabados en nuestro cerebro por las mensajes que nos transmiten. Ojalá poco a poco, las empresas productoras se den cuenta de lo importante que es trnsmitir buenos mensajes en los programas que producen, pero al mismo tiempo, nosotros, los televidentes debemos de reclamar programas de calidad.